Una atmósfera festiva de magia y tradición se vivió con el I Festival de Música Andina Contemporánea en Piura. Artistas universitarios y de la región participaron en una celebración cultural llena música, baile y algo de lluvia.
Por Manuel Camacho-Navarro. 16 octubre, 2024.Minutos antes de las ocho, el canto de las aves parecía haber despertado al anochecer. La acompañaban violines condolences y quenas suspirantes de una leyenda pasada y de malos amores, de esos que matan.
Las miradas de cientos de asistentes se embelesaban con el sentimiento de la cantante lírica soprano, Luz Marlene Cama, cusqueña residente en Piura. Su presentación dio comienzo al I Festival de Música Andina Contemporánea, el 11 de octubre. Esa noche, la Universidad de Piura fue el escenario y vitrina de talentosos artistas culturales de la región Piura y de esta casa de estudios.
Momentos después de aquel silencio solemne, el elenco de Danzas de la UDEP arrancó la fiesta y deleitó a los asistentes, apenas recuperados por la presentación anterior, con el huayno-carnavalito “El Humahuaqueño”, dedicado a la festividad y el carnaval de lo que se avecinaba aquella noche.
¡Viva la música!
Los parches y el cencerro encendieron el nervio rítmico. La resonancia de las congas y la digitación armónica y rebelde del bajo resaltaron su presencia. La agrupación Sentir, de Piura, al ritmo del charango, riendo entre sus cuerdas; y el piano, adornando de sofisticación el ambiente preliminar, empezó la tocada con caporales altiplánicos, desde “Vete muy lejos” y “Te conocí”, hasta “Alpaquitay”. Terminaron con la coreada “Elsa”, que puso de pie a los asistentes.
Luego, con “Tusuy Kusun”, el elenco de Danzas UDEP arribó nuevamente, dominando la atención de los espectadores con sus pasos al ritmo del bajo y el bombo legüero.
Con el cariño de sus fanes, venidos desde Sullana, la agrupación TallanMarka reveló sus inconfundibles reverberaciones de sayas, con la consonancia de las quenas y los charangos. Poco después, hizo suspirar a los presentes con románticas interpretaciones como “Niñachay” y “Por tu amor”.
Desde Canchaque, la Asociación de Devotos Danzantes Los Diablicos de Palambla regaló a los asistentes un baile místico y metafórico, entregado a la lucha divina entre el bien y el mal. Bailaron con destreza, al compás de las tarolas y el clarinete, un ángel, con pasitos prudentes y constantes, y unos demonios, en saltos con cascabeles en sus rodillas sobre un piso que parecía arder.
Y, como presagiando la ofrenda final, el cielo piurano asintió y una leve precipitación pluvial coronó a los asistentes, quienes alzaron la mirada alegres y sorprendidos, en una impresionante fusión de alegría y orgullo, de magia y tradición.
De esta suerte, la Folk Fusion de la UDEP inició su performance revelando la sencilla y compleja porosidad de la fusión entre ritmos y estilos. Encantaron con “Hasta la raíz”, entre delgados tonos de canto y suaves respuestas de viento con la zampoña y la quena; para finalizar con “La cumbia del amor”, que arrancó los últimos suspiros de la noche.
Llegó, entonces, la última presentación que, sin importar el clima ni la hora, zapateó, al desafío de los saxofones, la lluvia y la percusión, el “Huaylarsh” serrano interpretado por el elenco de Danzas, que encararon el sentido del amor y la superstición que caracteriza esta danza festiva sobre la cosecha.
Así, la velada terminó, como si todo fuera parte de un ritual en honor a la tierra y sus bondades, de una oportunidad para mirar al cielo y reflexionar sobre el sentimiento de orgullo por las raíces culturales del Perú.